Siéntete desnuda
en aquel difundido negro
que se hace noche
Para mi sed de amor jamás placada
combato el viento y avanzo a pequeñas caricias
en espera de un estremecimiento
cogiendo el vicio de amar
y la mirada nocturna de quien no teme el tiempo.
Hasta que más ancho de un lago crece el placer
y nos coge así, apenas visible y mezclado
a la fuente de la oscuridad en aquel difundido negro que explota,
en noche de luna y de fuego de robinia olorosa.
También muy brillante esta el cielo transparente
y roto del frio, que como desnuda frontera
nos hace abrazar en busca de calor y de tierna voz
ya cargada de sueño. Tiempo que se desliza y hace cambiar.
Pero no cortar las raíces en el olvido, que siempre suelto
las velas y escucho tu piel también cuando hace silencio
en el turbio sueño, preso de vertiginosas lujurias
sin velos de candor, si no a la oscuridad, respirando despacio
sueño tus besos.