Espérame esta tarde
con las palmas abiertas
y la ventana entreabierta
de la vía del improbable
llegaré a ti.
Ábrete en la penumbra
de un espejo de luna,
tengo las manos del viento
que frugan ladronas
entre tu combinación transparente.
Acógeme esta noche
al asomarte al balcón
y en tu respiro que estoy tramando
detrás a tu espalda
dentro a un escalofrío lento.
Imparable es la gana
que desciende en nosotros
morirá esta noche
antes que se apaguen
fuegos de deseo.