Soy el respiro que te circunda los miembros
danza que se condensa en el lecho
mientras me desvistes de palabras
Soy el impaciente perfume
que se atornilla
en tus muslos alzados
Piel alterada
que pide lengua suelta
por el sobresalto de tus empujes
Resplandor de cielo
que en la noche te araña
la virgen úvula
Olorosos abrazos
para oler en la intimidad
de la desértica noche
Mientras la voz se quiebra
en el alma que emigra
entre tus brazos
Y tu, cornisa de carne
me lijas de viciosa hambre
provocando emociones.