En el éxtasis del mar

 

 

Pasea  al sol
una arcana lagartija
en el mágico desierto

Gargantas profundas
de formas amorfas
en arena dorada
como estereotipo
apagan ávida sed
de granos soleados

Se alza imponente
el perfume de un velo
exhibido del viento

Incienso afrodisiaco

Música de oriente
de un paraíso desconocido 
como encanto envuelve
aromas de calma salinidad

Fluctúa un cuerpo delicado
de aquellas huellas cuidadosas
en sutil manto
iluminado de prismas
enloquecidas de frotación
de internas  exhibiciones

Regocijan radiantes
ensenadas y popas
en el éxtasis de un mar incógnito

 

© Greg D.

En el nudo que me ata

 

 

Se infringe en el jaleo
de tu perfume
mi voz se obceca
el ojo del tiempo
en la inquietante luminosidad
del dulce y leve flujo
de tu pecho: diseño
único, sacudido
por mi adamado movimiento
que crece y se difunde.

Mientras resbala al pubis,
la sombra de tu rostro.

Y, mientras tanto, el entreabrirse
de la carnosa boca,
que me ofreces y un poco me niegas,
enciende
y dilata, dulcísimo, un secreto
que inflama
de vívido trabajo
las células de la sangre
y la piel.

Y yo me pierdo y me recreo
en el nudo que me ata
a tus mórbidos muslos
extasiado  de los relámpagos
de oro
de tus movimientos 

 

Un placer que vive

 

 

 

Lejanos
y nunca así cercanos en amor.
En las casas que humean
el placer es sombra que procede
en vísceras
en los cuerpos, apretadas
tus manos para amarme. Todo.
Para decirme que
llega veloz la onda
de aquel sueño.
Es por aquel mar que nos baña
cada esperanza

Es por tenerte

Cercanos
y nunca así lejanos por amor,
somos redes paralelas
que se encuentran.
Sublime maravilla del instante.
Somos certezas
de caricias que convencen,
somos encuentros secretos
de amantes conscientes.
Sola la noche queda
y los suspiros
y nuestros besos la adormecen.

Y para amarte

 

© Greg D.

 

Si acaso

 

Si acaso un día
de mí
te cansarás,
nubes de cielo
pintadas de tristeza
nuestro jardín
cubrirán.

Si acaso un día
el peso del tiempo,
que va más allá de cada confín
curvará tu lomo
apoya tu amor
sobre mi fuerte espalda.

Si acaso un día
la luna desapareciera
más allá de las columnas
de tu mundo,
deja sea yo quien
la capture para
darte a ti
toda su sonrisa.

Si acaso un día
mis ojos
se llenaran de lagrimas
sécalos con tus labios
y un escalofrío de placer
recorrerá
nuestras almas.

Si acaso un día
la noche no  viera
más el alba
dos nuevas estrellas
volaran radiosas
por mundos pintados
de felicidad.

 

© Greg D.

 

Fantasías de un navegante en alta mar

 

Busco una isla lejana
para vivir mi vida extraña;
una isla dulce y colorada,
del mar besada, del sol iluminada…

Estoy lleno de fantasías musicales,
sediento de bellezas triviales;
soy un clavo plantado en el cemento,
una luz en este mundo apagado…

De la cima de mis experiencias varias,
veo gente ennegrecer como carias;
bebo fumo y licores en cantidad,
visionando y pregustando el más allá…

Cansado de las hipocresías y desviaciones,
me  emerjo dentro ríos de pasión:
desnudo y solo en mi ángulo dorado
entre las notas de un canto desesperado..

 

© Greg D.

Nosotros somos mejores

 

 

Nosotros somos mejores
de lo que la vida nos ofrece
en nuestro amor

Va contra el tiempo
sin medidas de saber al fin
a donde nos lleva
en medio a este mundo cínico
que nos ha vuelto esclavos
de nosotros mismos

Solo en ti consigo
encontrar  serenidad
en  mi pobre ser
me nutres con amor
y con tanta sed
bebo tu palabra
que me florece de alegría
para sonreír todavía

 

 

© Greg D.

Yo estoy aquí

 

Del aire que respiro
coge el soplo
que cosquillea el pensamiento

Te acompaña
flanco a flanco
justo el tiempo de un suspiro

En el misterio de la espera
bate el tiempo
entra dentro
como luz que restaura

Pocos instantes solamente
pero son largos
en la piel aquel olor

La emoción en la mirada
queda impresa
como válvula de vida

Yo estoy aquí
entre las pausas del viento
como hoja
vivo en primavera

 

© Greg D.

Más allá la sonrisa

 

Más allá el tiempo
en fondo al sendero
la primera luz de la mañana
ahonda, escruta
y
un viento intrigante
aletea y acaricia
gajos de seda
rojo fuego…

Ardiente pasión

Las piernas apenas cruzadas
dejan una rendija
indefinida
entre lo inmenso y lo infinito

El umbral del eros

El encuentro de simples sensaciones
e después la oscuridad
que ilumina la imaginación

En aquel ángulo
en fondo al sendero
sentada
a sorber un sueño bañado
suspendida
a regalar el contraste cromático del placer

Rojo… rosa… perla… negro
y música,
destello de labios embriagantes
y si después se colorea una sonrisa
es el arco iris.

 

© Greg D.

 

Fuego en la piel

 

Juntos  nosotros indivisibles
confusión inconfundible
rojo sobre rojo
somos nosotros

Llamas al viento
respiro que quema dentro
combustión  anhelada
piel de alma a arrancarse
en el juego secreto
de sello en el corazón

Fuego entre los dedos
brota vida palpitante
somos fuego de oxigeno
respiro de la misma llama
única alma ofrecida a la hoguera
perdición de inocencias halladas

Y cuantas, cuantas vidas
se alternan
asignadas siempre encendidas
tocador del alma
donde vivir otras eras
resurgiendo en emparejamientos  ya vistos

Abrasados  viajamos cautivados
ojos en los ojos
espejo contra espejo
en nuestra irreversible locura

 

© Greg D.

La regla del juego

 

Esta mirada tuya,
hoja afilada
penetra ganas
roza piel agitada.

Escalofrío recorre la calle del olvido,
adormece el agudo pensar,
despierta el instinto;
diosa de los sentidos,
veneras el ajeno
rompes suave mi ser
aturdes  la voluntad

¡Están aquí!

Tus delicadas piernas
me rodean con deleite
siento el cuerpo que falla
acariciado por los labios de terciopelo,
pierdo peso
floto
me abandono a tu voluntad.

Veo tu caliente cuerpo,
sobrepasas imperiosa el mío,
cabalgas con fogosidad
este potro perdido
silencioso a tus deseos.

Un parpadeo

De predadora te vuelves presa
ahora soy yo   el jinete,
tú la yegua,
el lógico
divaga,
el animal se enfurece
si… ahora eres mía.          

© Greg D.

Amor virtual

Esta noche he soñado, soñado cosas bellas...
debe ser que me estoy enamorando…
y como se hace ha enamorar de alguien sin verlo ni tocarlo,
sin embargo yo sueño contigo mi amor…
te tengo, te hago mía,
es algo sublime…
lo que se adquiere soñando…
por eso yo sueño…
si mi amor esta noche he soñado como siempre contigo.

Como te acariciaba
como te cubría de besos, de ternura.
tu te abres y entregas en un sublime placer de ser mía.
placer que comparto y juntos nos elevamos a una explosión de placer inmenso…
mas luego al despertar te busco y no te encuentro…
solo me queda esperar, que abras esta vez tu ventana virtual
donde no extasiamos mirándonos,
tocándonos con la mirada
amándonos en silencio y esperar la noche para seguir soñando
eso amor, es lo que tu llamas un amor virtual…

Disculpa pero yo prefiero mis sueños
que es algo más real
para soñar que la vida a tu lado
es importante
que mis brazos enlazan tu cuerpo
como queriendo no separarme
soñar en un paraíso
donde todo lo que llevamos encima sobra
contemplarte desnuda
como una diosa
tener ante mis ojos la dulzura
de tus senos
pero mis labios húmedos
temblorosos de pasión acarician tu cuerpo
mis manos con ternura se deslizan
por tu cuerpo.

Eres mi compañera, eres mi pasión
eres mi pensar
despierto era un sueño
cuando será realidad
que a mi lado
estés pecando
haciendo las locura
que autoriza el amor
que te atreves
te quiero, te quiero…

 

 

© Greg D.

El placer de una mano

El placer de una mano
que lentamente resbala
sobre la piel es una orgía de
emoción que ilumina
el día y la noche.

Se mueve elegantemente,
se para, se encamina
por lugares oscuros y por
sendas escondidos a la
luz del sol pero no
a la razón

Como una pluma en poder
de los caprichos del viento
se deja transportar
de la mente y el deseo
se viste de realidad.

Los sueños se materializan,
toman forma humana,
se encienden de pasión,
yacen en poder de tremores,
pulsan de verdadero amor.

Un bramido en el silencio del instante,
el río del placer se aleja
primero con ardor a la fin cansadamente,
dejando una estela de profunda
soledad.

 

© Greg D

Era vida… era amor…era poesía

Era la vida que alborozó en las venas
y que desbordaba
rompiendo los diques
de un gemido de amor
a ojos cerrados
mientras encima de mí desnuda
en mi pertenencia completa
te movías.

Se paró el tiempo
sobre tu boca abierta
y lo recogiste en las manos
que cerrados lo puños
me apretaban  los cabellos
en simbiosis con el contraerse
violento de tu vientre
contra al mío.

Fue la felicidad
tocada con los silencios
que nos sorprendieron   inermes
el uno dentro del otro
mientras alrededor todo
era amor
era  poesía.

© Greg D

De los ojos al seno

 

De los ojos al seno
fuegos vivaces y altaneros
que nos devoran el corazón
cimas de deseo
de cuales destila la ambrosía de la vida

Y después abajo
más abajo
donde caliente apenas
mis caricias
rasguean como rozando un pétalo
hasta ceñir con ardor y voluntad
tus amables glúteos

Jocosas y burlonas
me arruinan encima
tus gracias
con toda su opulencia
su agrio perfume
y me parecen rosales en alboroto
su danzas exuberantes
con volteretas e intrigas de sentidos
me rodean en torno

En la más tierna fantasía tuya
ahora yo estoy prisionero
o quizás muerto
y en tu anfractuoso  placer me pierdo
así traidor
como un amante vencido

¡Es casi una paga
aquel vértice agradable y oscuro
que me trajina y me quema
me traga y me clava!

¡Eh aquí!
Llegados
con el éxtasis en los ojos
como si hubiera visto un ángel
como si un fuego divino
estuviese dentro de ti…

 

© Greg D

Llena de deseo

Con el cuerpo  encorvado
se disuelve y  funde
aquello que llamas  amor

Donde te gusta saborear…
la esencia
de  mi cuerpo aliado

Un calor se filtra  largo la espalda
te coge el alma
que, llena de deseo
se abre.

Y te vuelves refugio
mórbida  asa que me llama
y une leche y miel

Así serás  la que
me roba la noche
trémula de estrellas.

 

© Greg D

Desnudo sexo

Aunque el azul
de los ojos amados
en el pecho aletea
el ardor fragmentado.

De tensas hondas
al golpear el ignorado
hacen brecha ardiente
el surreal remoto.

Pero entre la seda
del arrogante ciprés
el amor cuchichea
al desnudo sexo.

© Greg D

Viento primaveral

 En la estela del perfume amado
se desanuda la vía de los sueños
persiguiendo un deseo de tiempo acariciado.

Se despierta el alma
del largo entorpecimiento
descubriendo vigor nuevo.

Delicada flor novicia
brota bajo un cielo azul
iluminado del oro solar.

Un vientecito primaveral
aletea sobre prados de esperanza
soplando emociones sin más titubeo.

Y será todavía la estación del amor
a dar intensos latitos al corazón
que en letargo no quiere quedar.

© Greg D

Polvo de estrellas

 

Levanto los ojos al cielo
millones de estrellas
iluminan la noche
las mismas que tu  miras.

Oigo la voz del viento
me habla de ti.
Una leve brisa
de ti me trae una caricia.

Levanto las manos
para acariciarte el rostro
y polvo de estrellas
resbala entre mis dedos.

Son tantos sueños luminosos
los tuyos
que se unen a los míos.

Todavía  un soplo de viento
transporta un beso mío hasta ti.

Estamos lejanos
pero vivimos bajo el mismo cielo
pertenecemos el uno al otro   
en una sincronía de almas…

¡Sonrío feliz
seguro que un día nos encontraremos!

Greg D.

Blanca no es solo la luna

A horcajadas encima de mi
miras las estrellas
mientras resbalas arriba y abajo
endulzando mi
placer, me miras
“quisieras más”
insaciable, gritas
a la luna de mantener
esa lánguida atmósfera,
luego mis manos se aferran a tus
sudados flancos tremolantes,
paro mis pensamientos
y mientras suspiro la fatiga del orgasmo,
dejo sobre tu cuerpo
chorros de mi candor,
que entre tus labios tiene el gusto
del amor…

Greg D.

He escrito te amo en la arena

Habría podido dejar
que el mar cancelase las palabras
escritas en la riba
esperando que las ondas lamiesen
los márgenes oscuros tragando la arena
habría podido dejar los píes
ahondar entre las sílabas claras
dejadas en la arena
en el silencio, el vuelo imprevisto
me ha apartado los cabellos del cuello
y la sombra ha oscurecido
un instante el rostro
escondido bajo una ala de plumas
he sonreído… aquella gaviota
ha caído… rodando
como un pez herido
chapoteando entre los cristales de sal
desordenando las letras cocidas del sol
y he reído… hasta cuando las lagrimas
caídas escocían  en el rostro
cuan fácil es cancelar la obsesión
de los ojos cuando son otros los
que lo hacen por nosotros.

Greg D.