Si un día Dios quisiese
y lo querrá, pero imaginemos pronto,
que yo deba parar
de inútilmente sufrir y,
me llamase a sí,
podría pensar y creer que
un don el suyo sería
¡Y entonces… aceptaría la muerte!
Si un día el amor debiese
abandonarme porqué
me reputase no digno de custodiarlo
o, peor aún, porqué
a vida condenado estaré
a amar a quien, en vez,
ese no es digno, entonces
¡Aceptaré de quedar solo!
Si un día el sol se escondiese
y todos nosotros presos en la oscuridad
no pudiéramos encontrarnos,
quizás… aguzaremos los ojos del corazón
escuchando cada precioso silencio
olfateando cada singular olor
que nos rodea y envuelve,
¡Entonces saborearemos la vida!
¿Posible que para vivir
y agradecer se deba siempre
perder todo?
© Greg D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario