Al alba saboreaba aún tus labios
y miraba tu inocencia en el sueño
en el vientre aún todo tu fuego
que inflama en el sol de hoy al amanecer
el pecho estallaba al poner tus manos.
De la prisión liberaron mi cuerpo
y el temblor turbaba mis sentidos y gozaba
de ligereza y del entorpecimiento desvanecido
pequeño tizón sacudiste mis miembros.
Y esos besos, tus besos a decirme de amor y de belleza
vistieron de preciosas libreas desnudez inesperada.
Devoré pasión y pureza de esos tus besos
que de mi cuerpo nutrieron tus esperanzas
de amor eterno en un lecho que fue tu casa.
Y mientras todavía el alba no te despertaba,
el calor de tus miembros he saboreado
llenando antes los míos de tu gracia
y de tu rostro robándote caricias.
En esa noche escribí cada liberación y goce.
¡Ese día y en la noche!
© Greg D.