Ahora te lo digo sin vergüenza: te quiero.
Pero tú quédate quieta a gozar.
No busco sincronías entre nosotros,
déjame libre de hacerte mía.
Besos húmedos, frotados entre labios y cuello,
señalan la calle del placer,
arañazos sutiles marcan el recorrido de dedos
implacables sobre tu cuerpo ya ansiosamente temblante
y delicados gemidos gritan tu gana.
Pero no es aún el momento, no te muevas,
no ahora, no aún.
Tus ojos profundos ya fascinados
mueren extraviados dentro de los míos,
la lengua te saborea deseosa
ensordecedores suspiros llenan el aire.
A horcajadas sobre mis muslos,
me deslizas dentro delicadamente
cara contra cara,
mía entre mis brazos,
cuerpos calientes se estrechan firmes
y los miembros mojados se frotan
fundiéndose en una apasionada danza carnal.
Me quieres ahora, y más, y más,
pero yo voy despacio, si así despacio.
Las caderas se mecen adelante y atrás,
y abriéndote en oleadas más profundas
hago mío cada suspiro tuyo de placer.
Entre gemidos de besos
te dejas entrar hasta el alma para luego
abatirte sobre de mi agotada y complacida.
¡ Ahora puedes moverte!.