Te vi danzar con tu vestido rojo, volabas abeja enloquecida, de flor en flor, entre polen y néctar; reina de una fiesta de fin verano.
La brisa de la tarde, en el cielo manchado de plata, oasis mágico; el respiro leve del mar, con perfume afrodisíaco, coartada de nuestros corazones adolescentes, inocentes, atentos al fastidio del primer latido
Disculpa quieres bailar te pregunté con voz trémula. Y mil violines entonaron las melodías más dulces. Acordes sublimes y cante del corazón, al posarte ligera entre mis brazos.
¡Y fue pasión abrasadora!
Vivas llamas ardieron ancestrales tabú.
Dábamos uno al otro lo mejor de nosotros.
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Golosos en descubrir el seso, nos volvemos cazador y presa al mismo tiempo, boca abiertos en la posesión saciamos el gran amor.
Y fue un verdadero amor a primera vista
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