Aunque el azul
de los ojos amados
en el pecho aletea
el ardor fragmentado.
De tensas hondas
al golpear el ignorado
hacen brecha ardiente
el surreal remoto.
Pero entre la seda
del arrogante ciprés
el amor cuchichea
al desnudo sexo.
© Greg D
Aunque el azul
de los ojos amados
en el pecho aletea
el ardor fragmentado.
De tensas hondas
al golpear el ignorado
hacen brecha ardiente
el surreal remoto.
Pero entre la seda
del arrogante ciprés
el amor cuchichea
al desnudo sexo.
© Greg D
En la estela del perfume amado
se desanuda la vía de los sueños
persiguiendo un deseo de tiempo acariciado.
Se despierta el alma
del largo entorpecimiento
descubriendo vigor nuevo.
Delicada flor novicia
brota bajo un cielo azul
iluminado del oro solar.
Un vientecito primaveral
aletea sobre prados de esperanza
soplando emociones sin más titubeo.
Y será todavía la estación del amor
a dar intensos latitos al corazón
que en letargo no quiere quedar.
© Greg D
Levanto los ojos al cielo
millones de estrellas
iluminan la noche
las mismas que tu miras.
Oigo la voz del viento
me habla de ti.
Una leve brisa
de ti me trae una caricia.
Levanto las manos
para acariciarte el rostro
y polvo de estrellas
resbala entre mis dedos.
Son tantos sueños luminosos
los tuyos
que se unen a los míos.
Todavía un soplo de viento
transporta un beso mío hasta ti.
Estamos lejanos
pero vivimos bajo el mismo cielo
pertenecemos el uno al otro
en una sincronía de almas…
¡Sonrío feliz
seguro que un día nos encontraremos!
A horcajadas encima de mi
miras las estrellas
mientras resbalas arriba y abajo
endulzando mi
placer, me miras
“quisieras más”
insaciable, gritas
a la luna de mantener
esa lánguida atmósfera,
luego mis manos se aferran a tus
sudados flancos tremolantes,
paro mis pensamientos
y mientras suspiro la fatiga del orgasmo,
dejo sobre tu cuerpo
chorros de mi candor,
que entre tus labios tiene el gusto
del amor…
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