Una hora de amor puede valer
una puesta del sol en el Caribe
cuando el sol enrojece el cielo
que se junta con el mar
y no sabe donde termina
porque pertenece al recuerdo.
Una hora de amor puede valer
el arco iris, el puente irradiado
que aúna cielo y tierra
en un prolongado abrazo
y dice el temporal ha pasado
así te alegrarás entre sus brazos.
Una hora de amor puede valer
un campo rubio de trigo
donde una espiga flexuosa
se mueve en el aire fragante
mientras una gallarda amapola
renueva sus deseos adormecidos.
Una hora de amor puede valer
una noche de gran luna llena
con el cielo acolchado de estrellas
y buscas, entre las innumerables,
aquella que te pertenece y a ella
tácita pides de hacerla volver.
Una hora de amor puede valer
la inmensidad para dos amantes
porque el mundo se anula,
y solamente su corazón late
olvidado de cada otra cosa
extasiados de vivir esta hora.
Una hora de amor vale la eternidad.
© Greg D.
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