Tengo ganas del sicómoro
maduro en su punto justo
de esos que en el tálamo
se maniobra con gusto
para planear el cielo
de tu fantasía
sin invitar gélida
la sacarimetría
con los fermentos lácticos
el bífido comprendido
que penetra con garbo
y se queda ileso.
Tengo ganas de la exquisitez
la tuya esa abundante
la pota circundada
con el mango imperante
seguro de comprender
en la selva negra
la tántrica pasión
del torpedero
así podrás pretender
de dar desahogo al viento
con mi palingenesia
del dardo tardío y lento.
Tengo ganas y el apetito
me viene si comiendo
yo cubro tu brecha
con el escudo y con y la espada
pudiendo luego transformar
el salmo ciento siete
con la harina virgen
entre rayos y saetas
mientras tu gritas obsesa
horadada en el honor
que mi dulce ancla
tiene su justo sabor.
© Greg D.
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