Te besé imprudente, prendado de tu fascinación,
de tu viveza,
sudé tumultuoso aproximado a tus senos
perfumados de autenticidad.
Luego acaricié tu epidermis rica en delicia y
emociones sublimes
que partieron exageradamente en dos
la mía excitada persona.
Y derrotado por tu curvilíneo cuerpo,
yo, picante y morboso,
perverso en un acto desenfrenado,
te abracé en movimientos muy seductores.
Gritos y susurros
dejaré para el final,
estruja despacio
bésame, estremécete
¡suplícame te ame!
pídeme todo,
que nada he de negarte
no es envanecimiento
es ardor, deseo,
acrecienta con caricias
los instantes,
¡los besos que se posen donde quieran!
© Silvia García Sandoval & Greg D.
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