Ámame en la penumbra
donde la luz sonríe al tremar de las hojas
y la espera es un susurro de pasos deseables
Te amaré siempre en penumbra y con luz
con luna y estrellas y también con sol.
Vivime ardiendo
para que cada noche conozca la incandescencia
de vertiginosos amplexos
Te vivo y te sueño siempre con un ardor
que ni el más puro hielo podrá enfriar jamás.
Pídeme manos que acaricien salvajemente
y saliva de miel que lave tu piel
Te pido es más te ruego esa lengua tuya
que poco a poco lava mis senos llenos de pasión.
Abrazándote respiraré entre vientos del mar
en la bahía de sombras que aromatiza de sales ardientes
Ese mar que tanto amo y que contra viento y marea tú
haces que siempre cuando hacemos el amor huela a sal
tu cuerpo.
Temblaré junto a las estrellas
en una almohada de arena caliente
Arena caliente de mi playa, aquella donde
te conocí bajo un cielo plagado de azul.
Busca entre las llamas de mis dedos
el placer que consuma
y la boca que incendia perdidamente
los sentidos
Llamas que yo te suelo apagar siempre
que me buscas sabes que yo soy tu mejor
bombero.
Mi pecho te ofrezco jadeante
indiferente del corazón que muere de amor
Y yo lo recibo siempre con la misma pasión
que tú me lo ofreces y también mi corazón
muere de amor.
Para resbalar en deseadas dulces colinas
y mórbidos declives
hasta desparecer en el abismo fatal
que nos devora
Colinas que tan sólo tus manos saben encontrar
mis más íntimos deseos que te enloquecen.
Bebo el color de tus ojos
y al darte a mi mismo
cambia también el color del mundo.
Color que cambia como el de los gatos
unas veces son azules y otras
lo son verdes y alguna que otra te arañan
la piel.
© Carmiña Carmela & Greg D.
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