alcoba de urgencias

 
 Mis ojos 
sobre tus senos erectos
mostrados con vehemencia
debajo de las luces amarillas de la plaza.
Mi mano acaricia tu espalda,
luego,
fugazmente,
desciende sobre las nalgas
transmitiendo mis intenciones.
Con la mirada
encuentro tu tácito consentimiento.
nos alejamos de la muchedumbre
en  busca
de una alcoba de urgencias;
una alcoba desnuda,
hecha de nada
si no de la complicidad
del claro oscuro de la noche.
Nosotros,
visibles solo de la luna,
en aquel ángulo de la calle,
a consumar el erotismo
que nace impulsivo. 
Te alzo el vestido
con un gesto decidido
saco toda resistencia 
a cada goce tuyo.
Mi mano se insinúa
entre tus piernas
y la otra entre tus cabellos,
mientras mi boca
resbala por tu cuello.
aquel claro de luna
hace entrever tu triangulo negro,
lo que me hacen calentar.
En un momento,
un gemido nos pide tomarnos.
Levanto tus muslos
que se agarran a mí
y entro  en ti con la fuerza
y decisión.
tus  gritos aumentan
cuando,
el ruido de  pasos en la calle,
te hacen callar.
Pero ahora ya
todo es fuego que arde
y nada nos puede parar
esta transgresiva pasión.