Remolino de sentidos, provocativos invitados
de nuestras manos,
ojos entrometidos dispuestos a desafiar vergüenza.
de nuestras manos,
ojos entrometidos dispuestos a desafiar vergüenza.
El sube y baja de nuestros cuerpos arqueados
en éxtasis geométrica
nos respiramos en los flancos hasta encontrar
equilibrio condenado.
Tu seno y mi pecho a compenetrase,
tus piernas hiedra trepadora en mi espalda,
bebemos néctar de nuestras bocas sedientas.
tus piernas hiedra trepadora en mi espalda,
bebemos néctar de nuestras bocas sedientas.
Al fin volamos a cualquier parte
de cual no tendremos vestigio terrenal.
de cual no tendremos vestigio terrenal.
Después fue el silencio
como en el campo de batalla antiguo
mientras que la ultima espada fue penetrada
en la carne doliente del soldado permanecido.
como en el campo de batalla antiguo
mientras que la ultima espada fue penetrada
en la carne doliente del soldado permanecido.
Pero sobre el terreno no quedaba
la sangre agrumada de los guerreros,
sino los brazos aún calientes de nuestro deseo.
la sangre agrumada de los guerreros,
sino los brazos aún calientes de nuestro deseo.