Te gusta espiarme mientras me desnudo de mis pensamientos
y me visto de velos de encaje negro transparente,
te gusta soñar las aventuras más indecentes
y de mi flor exquisita te gusta chupar su miel,
pequeñas gotas mías caen sobre sabanas de seda azul y
en tu boca voraz se detienen mucho tiempo,
mientras entre mis labios siempre hambrientos
se esconden susurros delirantes, respiros jadeantes.
Me gusta asediarte con la mirada, desnudarte
acorralarte entre mis brazos y deleitarte
con los sueños que escondo en tu piel
aventuras que rompen el centro de tu ser
anhelo de tu flor salvaje, néctar exótico de la noche
desnudando lentamente tu piel de encaje negro
delirio de mis locuras, tus pechos
aroma dulce entre las montañas de turgentes pezones.
Me enciende tu mirada llena de deseo
el rocío de mi rosa se convierte ya en rio
tu manos tocando mi piel electrizan todo
mi ser provocando ondas de placer
mis ojos notan tu protuberancia
que amenaza romper tu pantalón y
mi mano inconsciente baja la cremallera
agarrando tan prominente resorte.
Me gusta sentir entre mis manos,
el calor de tus pechos exuberantes
tus pensamientos delirantes en la locura
de unir tu cuerpo al mío, enjambre de pasiones
mi apremiante deseo, en la cueva secreta
deleitándome lentamente de los efluvios de tu paraíso
abierta a mis caprichos, retomo el ritmo
descontrolados movimientos,
entre hambrientos gemidos
Tus elucubraciones cerebrales
dejan sitio a las más voluptuosas fantasías mías,
a mis más ocultos anhelos
donde tu ardiente lengua osa hasta el fondo
y se deja resbalar entre mis gracias deliciosas
hasta deleitarse con mi néctar que me hace enloquecer de placer.
¡Tócame, bésame, cógeme!
Lentamente te hago mía, mientras suspiras y
se desbordan los mares entre tus piernas
Al ritmo frenético, casi éxtasis,
se abre la puerta del misterio
y no quiero salir, vivir de este placer,
tan terrenal como eterno en esta conjunción de placer
deslizo mi boca por tus pechos ansiosos, deleite de mi lengua
hasta atrapar tu boca en un beso
y culminar abrazando este infierno
que se quema lentamente en nuestros cuerpos.
Completamente llena mujer me siento como nunca jamás me he sentido
tus labios voraces siento, a cada lametazo espasmo provocas
tu ariete con sus vaivenes mi cueva adentran
a cada estoque deseo nunca cese,
te ofrezco mi boca, estoy en llamas
¡Lléname, inundame…!
no importa sea infierno si para mi es cielo.
Mujer, casi diablesa, vestida de encaje negro
y de frenéticos deseos ocultos
elucubraciones pasionales
y se deslizan las sabanas de seda azul
mientras te miro mujer ¡insinuándote!
otra nueva batalla, ¡hasta morir de amor!, dentro de ti
en las glorias de este infierno, se consume lentamente un te quiero
deslizándose lento por tu oído, emociones cerebrales…nosotros.
© María Luisa Blanco & Greg D.
Publicado en Guarida Letras
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