Pálida luna
que de allá arriba me miras,
convence a ella
que vuelva
sobres sus pasos,
a encontrar
el camino
de mi casa,
demasiado vacía
ahora que ella falta.
Llévale
un beso mío,
una sonrisa mía,
hasta que me perdone
por este vil gesto
y me permita
de acariciarla
hasta hacerla
enloquecer de amor,
porque sin
su amor
yo estoy muriendo...
y ahora pues, corre
a pararla
mi dulce luna.
© Greg. D.
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