Cuando la mano se desliza sobre la playa
y el arco de los flancos modula su ritmo
se junta el mosaico de los cuerpos
en el fluctuar del respiro sedoso
y el beso es un errar acuoso
un lenguaje que vuelve primitivo
el ala ligera sobre la corola entreabierta
el perderse apasionado de las bocas.
Cuando la mano cansada se reposa
es un vibrar creciente que invade
las cumbres de los pies y que remonta
aturdiendo cada pensamiento en la mente
distraída por sus lomas de locura
Y el beso es un elixir de menta y romero
un planear quieto en el sereno
un viaje envolvedor entre las llamas
un casamiento de las lenguas.
Cuando la mano se desliza distraída
largo dulces colinas y luego se posa
en la cavidad generosa entre las ribas
donde soberbio se alza el escollo,
es el océano que la tierra engulle.
Y el beso es una fuga hacia el cielo
es como lluvia fina que vuelve,
en nube sube por encanto
después de lamer suave los cuerpos.
© Greg D.
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