A la marginación en cadena
pájaros sin alas no son aves.
Pido ya se les den llaves,
para colmar su libertad plena.

Con la imaginación se supera la pena
el pensamiento supera con creces
y nuestros corazones de felicidad llena
encuentran las llaves

Destrucción, hambre, muerte en sentencia.
Bombardeos de locos en enjambre
¡Basta ya, pido clemencia!

Pensando en el bien vivimos, se abre
tanto un llanto sin lagrimas hacia
un alma cada vez nos lleva a la cumbre.

© Araceli García Martín & Greg D.

Mi vestido de tirantes
el que Tú,
me regalaste
de raso y tul, color granate.

Te leo, entre páginas de amor
junto a mis manos,
caminando
con pasos ligeros tu vestido.

Bailamos bajo la luna
el Vals de los sentimientos.
Tus brazos seguros
Mi cuerpo en tu cuna.

El escalofrío es una ligera caricia.
Tú,
enciendes y hablas mi silencio.
En tu piel apagué la noche.

– Cantar soy
Adagio de flor mi canto
Despertar hoy
con el calor de tu manto.

Entre tus piernas
yace mi despertar.
Se respira el aliento de un perfume desnudo,
en la habitación,
Somos un remiendo de sombra;
un hilo de luz tácito

En el éter tu arrullo, cuerpo en volandas
cosechas en cálices. Dioses en la noche
saludando a la madrugada:
¡Shambhala!

Queda un grito, la oscuridad; una llamada de amor.
Cada vez contigo
me acaece de ser hombre.

© Araceli García Martín & Greg D.

Tarde de calor
puesta de sol en la Cala
tu cuerpo y las olas me abrazaban,
tus manos entre la espuma mis nalgas amasaban
y ante tanta fricción mi boca junto a la tuya
en silencio quedaban.

Tenías el viento entre los muslos.
Una línea de sol descubierta en la sombra.
y una flor en los pliegues del cielo,
una gota de silencio
flexible
entre las formas ocultas.

Yo era novata en este libro
de páginas abiertas.
Y tú,
marinero instruido,
con destreza
me enseñaste
a navegar por su cubierta.

Tu aliento amaba
mirar el juego de la bandera
de mi suave balanceo.
La combinación violeta
apenas cubrió el tacto
de mi mano
y de pensamiento
que sinuoso detenía el momento
ritmando entre el amanecer y el anochecer.

Como flotan las flores de almendros en flor
movidos por las olas y la espuma del amor
quedaron nuestros cuerpos
como broche en aquella tarde noche.

¡Felicidad plena a no poder más!
Aquel náufrago retornó
de mi cielo
en tu mar.

© Araceli García Martín & Greg D.

Son estas páginas de amor,
que nos acompañan en la vida
a veces risa apasionada acometida
y en otras ocasiones de punzante dolor.

Se irgue indomable un ímpetu de pasión,
allí donde arde el único pensamiento,
y se ilumina el ánimo, de un silencio consciente
con tanta alegría se aguarda
de ver apagada la espera.

Pero que sorprendente al vernos de nuevo
cómo jóvenes polluelos al salir del huevo
nuestros corazones saltan en un palpitar alocado
sin poder frenarlo. ¡Atracción de vida siempre a tu lado!

Ese rosado y mórbido proceder
nos adorna de emociones la vida,
sinuosas secuencias. Disueltas de ricas semblanzas,
inútil negar al instinto el placer de unirse al amor.

© Araceli García Martín & Greg D.

Reflexiona la luna
cuando te descubre en secreto
a traicionarme
con tus manos.

A dos pasos de ti ese día
paginas de amor y poesía
hasta media noche mirando al cielo
de la luna, prendida.

Donde muevo
todo lo que queda
para que tu vestido de pestañas entreabiertas
esté desnudo en mi pecho.

Toda la grandeza
Corazón, son promesas
en versos rojos como fresas
de un te amo, de un te quiero.

La tinta de los dedos
escribe los ojos tu nombre
donde te leo palabras
que en el corto de bocas
dibujan amor.

Vigilante
y altar del cielo
cuerpos a dos palmos del suelo.
Sentirnos cerca de Dios, centro del Universo.
¡Nunca olvidaré aquél beso!

Son tuyas
mis manos en las caderas
y mías a buscarte en esa oscuridad
que muerde el silencio.

Son grullas
tus manos en mi centro,
ojos del alma que realzan mi ser
pintando futuro con bailes ciegos
sin necesidad de ver.

Toca mi pensamiento ahora
y bésame
¡Donde te estoy pensando!

Abraza mi cuerpo ahora
y tómame
¡Porque lo estoy deseando!

© Araceli García Martín & Greg D.